Historias 2ª ed.

PRÓLOGO A LA SEGUNDA EDICIÓN
Se cumplen ahora diez años del nacimiento de Tempus Werrae, una admirable aventura editorial del Servicio de Publicaciones de la Universidad de Extremadura. Y decimos admirable aventura porque, lejos de caer en la ciega obsesión por la rentabilidad a corto plazo que actualmente domina incluso en el ámbito de las Humanidades, dicho Servicio decidió apostar por un proyecto de mayor alcance y calado: una colección cuyo principal objetivo fuera nada más y nada menos que la difusión en castellano de obras señeras de la historiografía medieval. No era un empeño frívolo o fruto de un capricho: muchos de esos textos, pese a su importancia para nuestra comprensión del Medievo o su relevancia dentro de la literatura y cultura europeas, corrían el riesgo de quedar relegados al conocimiento de un puñado de especialistas, en gran medida por no estar vertidos a nuestra lengua. El reto no era, pues, pequeño: ofrecer de estas obras unas traducciones rigurosas, basadas en las mejores ediciones de fuentes, y dotadas además de introducciones y notas que permitieran a un público lo más amplio posible adentrarse en un mundo en principio tan ajeno al nuestro. Y todo ello, un signo más de distinción, en volúmenes de una factura técnica digna de las editoriales universitarias más prestigiosas.
En el momento de la presentación de la colección, D. Manuel Rojas Gabriel, su fundador y primer director, consciente tal vez de los desafíos a que el proyecto se enfrentaba, manifestaba con cierta cautela su deseo de éxito y larga vida para el mismo. A día de hoy sus recelos pueden darse por superados y sus votos por cumplidos: Tempus Werrae, que desde primera hora gozó de una estupenda acogida, y no solo en medios académicos, se acerca ya tras una década de vida y algún que otro vaivén a la decena de títulos publicados y, excelente prueba del acierto de la empresa y su buena salud, para alguno de ellos se requiere ya una segunda edición al haberse agotado la primera. Tal ha sido el caso del título con que se inició la colección, las Historias de Gregorio de Tours, una obra fundamental de la historiografía altomedieval que todavía hoy es perfectamente capaz de cautivar a quien se adentre en sus páginas.
El interés que en la actualidad siguen suscitando Gregorio y sus escritos, particularmente sus Historias, no resulta difícil de explicar. Ante todo constituye nuestra principal fuente de información, en ocasiones la única, sobre la Galia en el siglo VI. Es cierto que nuestro autor nunca pretendió llevar a cabo una historia del pueblo franco como tal, y que su testimonio puede calificarse de todo menos de imparcial u objetivo; ahora bien, no se puede soslayar que el Turonense fue testigo privilegiado, y a veces incluso protagonista, de buena parte de lo que narra, razón por la que su obra, con todas las cautelas que se quiera, resulta imprescindible a la hora de abordar el estudio de los reinos merovingios. Lo mismo se puede decir de muchas de las noticias que proporciona sobre Hispania, el norte de Italia o el Imperio bizantino. Pero con ser valiosa la
información que el texto ofrece sobre aspectos políticos, quizá sea más interesante aún todo lo que nos enseña acerca de la vida cotidiana y mentalidad de una sociedad que se hallaba a caballo entre la Antigüedad y el Medievo, en la que convivían sin demasiado conflicto elementos romanos y bárbaros, y en la que la religión cristiana, pese a ser hegemónica, aún no había logrado erradicar por completo las creencias y costumbres paganas. Y no acaba ahí el atractivo de las Historias; en realidad su contenido es tan variopinto, que incluso un moderno investigador de la climatología o las epidemias puede encontrar provechosa su lectura dada la profusión de datos que al respecto aporta. Por lo demás, si apasionante es lo que se nos cuenta, no lo es menos la forma en que se hace: la peculiarísima lengua e inimitable estilo de Gregorio, amén de causa de mil quebraderos de cabeza para cualquier traductor, han sido, son y serán punto de referencia obligado para cualquier estudio que verse sobre la evolución del latín o sobre sus variantes vulgar y tardía. En definitiva, son muchas las razones que acreditan el interés de las Historias y le aseguran un lugar de honor en la literatura medieval europea; por ello creemos con sinceridad que la reedición de una fuente como esta está plenamente justificada.
Respecto a esta nueva edición hemos de señalar que, en contenido, es esencialmente la misma que la primera, pues ni la traducción de la obra ni su introducción o apéndices han experimentado alteraciones sustanciales. No obstante, su texto ha sido sometido a una profunda revisión con el fin de mejorarlo todo lo posible. Huelga decir que, para ello, se han subsanado en primer lugar cuantas erratas, algunas de ellas ciertamente enojosas, se habían advertido en sus páginas. Asimismo se ha procurado dar mayor coherencia interna a la traducción, algo realmente complicado tratándose de una obra tan extensa como variada y con un estilo realmente singular; para ello se han armonizado determinados aspectos formales y, en algún que otro caso, se han corregido criterios de traducción que en su momento se adoptaron con cierta precipitación y sin demasiada perspectiva. Por último, se han aprovechado varias de las numerosísimas novedades bibliográficas que durante estos diez últimos años han aparecido sobre Gregorio y sus Historias; en ese sentido es preciso reconocer que, ante la imposibilidad de tenerlas todas en cuenta, nos hemos debido contentar con recoger aquellas que, a nuestro humilde juicio, parecían más relevantes o cubrían alguna de las lagunas de que adolecía la primera edición. Gracias a sus aportaciones las notas que acompañan el texto se han visto, si no muy aumentadas en número, sí enriquecidas, matizadas o directamente corregidas. En cualquier caso, esperamos haber ofrecido un texto bastante más pulcro y congruente, así como una información secundaria algo más completa y actualizada.
Finalmente, este breve prólogo no estaría completo si no manifestáramos nuestro más profundo reconocimiento al Servicio de Publicaciones de la Universidad de Extremadura por su excelente labor editorial, y particularmente por apuestas tan valientes, y hoy quizá más necesarias que nunca, como la que supone la colección Tempus Werrae. Y por supuesto, sería una terrible
muestra de impietas por nuestra parte si no agradeciéramos muy sinceramente a los responsables de dicho Servicio, tanto a los pasados como a los actuales, el haber depositado un día su confianza en el presente trabajo y haberlo considerado años después digno de una reedición. Conste aquí la enorme deuda de gratitud contraída con ellos.
Pedro Herrera Roldán
Cáceres, noviembre de 2022