Corpus de inscripciones latinas de Cáceres IV. Caurium

El cuarto volumen del "Corpus de Inscripciones Latinas de Cáceres" está dedicado a Caurium y su área de influencia, situada en el cuadrante noroccidental de la provincia de Cáceres. El territorio presenta grandes contrastes geográficos derivados de su diferente evolución geológica. La ciudad está bañada por las aguas del Alagón que irriga las ricas vegas circundantes. Son terrenos terciarios y cuaternarios que acogen tierras fértiles, aptas para el cultivo. A ambos lados del río nos encontramos las "tierras pardas" de la penillanura y por el norte las agrestes sierras de Gata y Jálama. 

Los estudios arqueológicos, lingüísticos y epigráficos más recientes señalan la inclusión de estos territorios en el área de influencia de los lusitanos. Se trata de la zona fronteriza más occidental de la Lusitania prerromana en contacto con el pueblo vettón, con el que participa de un sustrato común protocéltico muy antiguo que se remonta hasta el Campaniforme. Su condición de frontera y las afinidades culturales más ancestrales dificultan la diferenciación del ámbito territorial de ambos pueblos que se pone de manifiesto con los procesos de etnogénesis de la Edad del Hierro. 

De la información que nos suministran las fuentes literarias, arqueológicas y epigráficas se deduce que Caurium pudo surgir a partir de un centro indígena (la Cauria lusitana posiblemente), que por su posición estratégica en el valle del Alagón se convierte en polo de atracción de las comunidades vecinas que parecen resistirse al proceso de romanización. La entidad del poblamiento en época alto imperial no parece que fuera lo suficientemente importante como para promocionarse en época Flavia y será a partir del siglo III y IV cuando se rodee de una impresionante muralla y la ciudad adquiera la importancia que estaba llamada a desempeñar en las últimas etapas del Imperio y la Alta Edad Media, convirtiéndose en sede episcopal al menos desde el 598 cuando el Obispo de Coria, Jacinto, asiste al III Concilio de Toledo. El 6 de noviembre del año 666 se celebra un concilio en Mérida al que asisten doce obispos de Lusitania, entre ellos el cauriense Donato.